En los inicios de un trader “estándar”
todo son sensaciones. Primero atacan la impaciencia y la ansiedad, y posteriormente
se padece la sensación de fracaso, lo cual nos lleva más adelante a poder
experimentar el miedo.
La impaciencia por comenzar a ganarse
la vida como trader, y por tanto, el estar especialmente predispuesto a “estar
dentro del mercado”, más que fuera, le lleva a sobreoperar. Por lo tanto, necesitamos
comprender que la impaciencia es el origen de los males de un aspirante a
trader.
La impaciencia nos arrastra a la
indisciplina. La forma de indisciplina más directa es la sobreoperación. Mientras
estamos siendo indisciplinados, y por ejemplo sobreoperamos, nos invade una
nueva sensación, la ansiedad, con consecuencias muy desastrosas (no sólo
económicas), para más adelante ser atrapados por la sensación de fracaso, al
vernos incapaces de lograr algo que nos proponemos, y que a priori parece muy
simple.
Si un aspirante a trader no trabaja
su mente para neutralizar estas sensaciones tras varios meses de estar
operando, si todavía le queda dinero, va a darse cuenta de que ha estado
encerrado en un bucle. Precisamente la sensación de estar en un bucle es la que
suele preceder a tratar de salir de él por todos los medios.
La mente humana es terriblemente
compleja. Yo no soy psicólogo pero me encanta leer artículos, estudios y
publicaciones “poco comerciales” sobre sociología, psicología conductista y
modelos de comportamiento. Tengo la suerte de que yo disfruto leyendo este tipo
de publicaciones, pero le recomiendo a todo aspirante a trader hacer este
ejercicio aunque le parezca un “coñazo”. Y del mismo modo, es necesario pasar
largas horas reflexionando sobre nuestro propio comportamiento, conocernos
mejor a nosotros mismos y modular y orientar nuestra mente hacia el entorno y
reglas del trading.
El esfuerzo anterior es el mismo que
ha de realizar un atleta con su cuerpo. Trabajar los músculos, mejorarlos,
llevarlos hasta el límite para que cada día éste se sitúe más lejos, darles masajes,
cuidarlos. Un aspirante a trader debe hacer lo mismo con su mente, ya que ésta
es la única barrera que le separa de ser muy malo o muy bueno. Todo lo demás lo
enseñan y puede aprenderse.
La proliferación de los coach o mentores para traders tiene este fundamento. Son al trader lo que un preparador físico es a un atleta. Ayudan a desarrollar las capacidades mentales, a neutralizar las sensaciones negativas, a generar hábitos positivos, a tener confianza, a ser disciplinado, y a conocer y fluir en el hábitat del mercado bursátil. Eso no quita para que también haya charlatanes, pero vamos…como en todos los ámbitos y profesiones.
Las sensaciones que cada persona
padece son tan personales y diversas, que no existe ningún libro que pueda
corregir con su lectura las negatividades que suponen para el trading.
El trabajo inicial del aspirante a
trader se basa en reconocer las sensaciones y comportamientos que él padece,
comprender por qué tienen lugar, y por último, llevar a cabo una serie de
ejercicios y métodos para modificarlos y reorientarlos. En esta primera y más
larga e importante fase ganar o perder unos cientos de euros no importa un
bledo. Lo que sí importa es realizar de sí mismo un intensivo estudio de
comportamiento.
Esta es la parte inicial, la más dura
y difícil, pero sin ella todo lo demás no podrá aplicarse.
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